El entorno digital abre posibilidades y oportunidades inéditas para la revitalización de la democracia, pero también fomenta la polarización, la desinformación o el discurso del odio, como acciones promovidas por movimientos populistas extremos. Por ello, ante el desconocimiento público de una Europa todavía “lejana” para la ciudadanía, la Unión Europea promueve nuevos desafíos ante la situación de crisis, los conflictos internacionales y el incremento de la desinformación, especialmente durante los procesos electorales. La comunicación se convierte pues en un recurso fundamental para fortalecer el papel de la UE y su imagen como institución garante de la estabilidad democrática, dentro y fuera de sus fronteras.