En la disputa global contemporánea, las narrativas no solo requieren estrategias y planesde comunicación; necesitan, ante todo, legitimidad y verdad. Los relatos que dominan la escena internacional se nutren hoy del inmenso poder tecnológico, de sofisticadas estrategias mediáticas y de un control minucioso de las redes de información. Sin embargo, pese a la magnitud de estos recursos, no han logrado sofocar las narrativas resistentes, aquellas que se alimentan de la sinceridad, la memoria y la fuerza moral de la verdad.Lo que ocurre en Gaza es un ejemplo paradigmático: un conflicto que ha dividido al mundo en dos polos claramente reconocibles, uno dominante y otro resistente. Las narrativas que circulan en este escenario no solo describen los hechos: los interpretan, los jerarquizan, los cargan de sentido y, con ello, configuran el imaginario global sobre lo que es justo o injusto. Esta disputa discursiva evidencia que la batalla ya no se libra únicamente en el terreno militar o económico, sino en el de la legitimidad ética y moral de las causas. En este contexto, el “Tercer Espacio lógico” emerge como una herramienta imprescindible: un marco en el que las narrativas opuestas puedan enfrentarse de manera crítica, donde la victoria no la determine la fuerza material, sino la solidez ética y la coherencia histórica de una causa.
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