Tirso de Molina, seudónimo de fray Gabriel Téllez, considerado uno de los principales dramaturgos del Siglo de Oro, escribió El Caballero de Gracia en 1620 a raíz del fallecimiento de su protagonista, acaso por encargo, pero sin duda como homenaje a su persona.La obra refleja las convenciones estructurales del teatro del momento: de la comedia de capa y espada, la fábula de amores en el intento de casar al Caballero que se propone su cuñado Lamberto, y el tema del honor en el adulterio de Sabina fallido gracias a Jacobo; y de los dramas hagiográficos y de santos, la perseverancia en la defensa de los propósitos religiosos que el protagonista encarnó en su vida y que se concretaron en su ordenación sacerdotal.Aun no siendo un texto de gran calidad, conserva el atractivo suficiente para ser leído por la claridad en la exaltación del personaje y sus motivos, la doctrina, la ironía y el buen humor, además de los aciertos líricos y de la esmerada versificación.Como se trata de una obra literaria no debe de extrañar las faltas presentes respecto de la verdad histórica. Tirso buscó y consiguió poner de relieve la vida santa del Caballero a través de sucesivos episodios.