Además de exponer el estado de las cuestiones actuales en torno a los criterios de distinción entre imprudencia y dolo (condicionadas muchas veces por el cambio de las perspectivas doctrinales), este trabajo pretende, en palabras del autor, "tomar partido por una posición que, sin renunciar al elemento volitivo como elemento necesario para que exista una infracción de la norma de conducta, resalte el decisivo papel del elemento intelectual para delimitar entre imputación de un resultado lesivo a título de dolo e imputación de un resultado lesivo a título de imprudencia".